Absurdos

Creo que nunca nada antes me había dolido tanto y me había importado, al mismo tiempo, tan poco. Me gusta, porque todavía soy capaz de sorprenderme. Gracias a ti, claro, cuando ni tú ni yo estamos. Ni quedamos. Porque quedar, no queda nada.
Es impresionante, azul y frío. Irónico, impensable. Arrollador.
Es la inmensidad y el vacío en un mismo punto del estatismo.
Es la ilógica retenida en la contención de la respiración.
Es mi cadáver en descomposición en medio de una carretera perdida con los eufemísticos surcos de las ruedas de un enorme camión que no me llevó por delante, sino que me aplastó. Fusionó mi cráneo con el asfalto y eso es lo que no queda.
Lynch pensó en mí, a su manera, sí.


Igorrr, Brutal Swing