Agua cruda

Las llamas se alzaban rojas como la sangre y el sol brillaba blanco. Había un montón de canciones tristes que tú nunca lograrías entender y un montón de arena seca con la que cubrir tus huecos, un montón de arena seca con la que avivar mis ganas de correr, mis ganas de seguir corriendo y de huir, huir del vacío inerte y de tu muerte.
Ya ni siquiera recuerdo tu voz.


Michael Galasso, Angkor wat finale