Y

Me vuelvo a mi rincón oscuro, a rastras, donde yo ya no me reconozco y no me duele tanto si no me piensas. Me vuelvo a mi rincón oscuro para dejar de ser, para huir de la sed, llena de heridas, sin todavía saber cómo evitarlas, cómo curarlas. Me vuelvo a ir, sin ganas de volver a volver, como tú. Como todo, supongo. Me vuelvo a moder los labios y vuelven los cafés largos. Vuelven a irse los pájaros. La sangre también. La sangre siempre se fue, antes de que amaneciese, siempre se perdía la sangre. Me vuelvo a mi rincón de mierda para no escribirte otra vez lo mucho que te echo de menos, para no arrugarte, para no pedirte que me mates, una vez más. Me escondo para olvidar y remover la tierra, buscando un resquicio de fertilidad donde poder volver a sembrar para que todo florezca. No sucede. Me escondo para que no me mires, para no verme.